Por Félix Vásquez
Luego que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y Leonel Fernández, ascendieran las escalinatas del Palacio Nacional el pasado 16 de agosto del año 2004, se produjo un nombramiento masivo de actuales funcionarios sometidos a la justicia para protegerlos y evitar que enfrentaran su responsabilidad, por actos de corrupción que se les imputan.
En medio de la repulsa social, rabia, dolor e impotencia, de un pueblo que tuvo que soportar la imposición de una serie de funcionarios sometidos a la justicia dominicana y moralmente muy cuestionados.
Al momento de emitir los decretos el presidente Fernández, no pensó en los millones de dominicanos, hombres, mujeres y niños que la corrupción de sus gobiernos le quito el derecho a la salud, educación, alimentación, aceras, contenes, caminos vecinales, carreteras, autopistas, energía eléctrica, apoyo a los productores agrícolas, entre otros.
El pueblo dominicano ha sido y es victima del latrocinio enquistado en el gobierno y el PLD. Es genocida la actitud del partido que fundara el profesor Jun Bosh, sobre un pueblo desvencijado por el robo.
El gobierno de Leonel Fernández no juega Cucaramácara, con su compromiso de apoyar la corrupción de sus funcionarios y sus gobiernos, agrediendo a cada vez mas al pueblo dominicano, con quien se supone asumió su mayor compromiso al convertirse en su gobernante.
No es por J… pero hay que insistir en la legitimidad de la corrupción, por el presidente Fernández y el PLD, al tiempo que legitima el hurto de los fondos públicos, mientras la población se muere de hambre.
En el seno del pueblo dominicano, muchas personas han expresado por distintas vías oposición a estas prácticas, sin que quienes nos gobiernan le presten la debida atención, porque afectan sus intereses.
Si el jefe del Estado no les llegan las informaciones de funcionarios corruptos, de los robos y abusos cometidos contra todo un pueblo, pone en evidencia entre otra cosas como se ejerce la violencia desde el poder, para proteger y defender los ilícitos cometidos en nombre de la gobernabilidad.
Luego que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y Leonel Fernández, ascendieran las escalinatas del Palacio Nacional el pasado 16 de agosto del año 2004, se produjo un nombramiento masivo de actuales funcionarios sometidos a la justicia para protegerlos y evitar que enfrentaran su responsabilidad, por actos de corrupción que se les imputan.
En medio de la repulsa social, rabia, dolor e impotencia, de un pueblo que tuvo que soportar la imposición de una serie de funcionarios sometidos a la justicia dominicana y moralmente muy cuestionados.
Al momento de emitir los decretos el presidente Fernández, no pensó en los millones de dominicanos, hombres, mujeres y niños que la corrupción de sus gobiernos le quito el derecho a la salud, educación, alimentación, aceras, contenes, caminos vecinales, carreteras, autopistas, energía eléctrica, apoyo a los productores agrícolas, entre otros.
El pueblo dominicano ha sido y es victima del latrocinio enquistado en el gobierno y el PLD. Es genocida la actitud del partido que fundara el profesor Jun Bosh, sobre un pueblo desvencijado por el robo.
El gobierno de Leonel Fernández no juega Cucaramácara, con su compromiso de apoyar la corrupción de sus funcionarios y sus gobiernos, agrediendo a cada vez mas al pueblo dominicano, con quien se supone asumió su mayor compromiso al convertirse en su gobernante.
No es por J… pero hay que insistir en la legitimidad de la corrupción, por el presidente Fernández y el PLD, al tiempo que legitima el hurto de los fondos públicos, mientras la población se muere de hambre.
En el seno del pueblo dominicano, muchas personas han expresado por distintas vías oposición a estas prácticas, sin que quienes nos gobiernan le presten la debida atención, porque afectan sus intereses.
Si el jefe del Estado no les llegan las informaciones de funcionarios corruptos, de los robos y abusos cometidos contra todo un pueblo, pone en evidencia entre otra cosas como se ejerce la violencia desde el poder, para proteger y defender los ilícitos cometidos en nombre de la gobernabilidad.
Mienten los organismos internacionales, cuando nos colocan en lugares preferenciales en la tabla de posiciones entre los países más corruptos, no es la Republica Dominica la corrupta, omiten los nombres de los protagonistas que cometen tan bochornosos hechos, entre los que hay que inscribir el de Leonel Fernández, presidente de la Republica.
Es tal la incidencia del poder ejecutivo, que el ministerio publico no ha podido instrumentar un solo expediente donde aparezca el nombre de funcionario alguno, mucho menos pedir reclusión, la pregunta obligada ¿quien o quienes dan las ordenes? Lo que todos sabemos es quien los nombra.
Finalizamos recordando que el pis fue dividido entre corruptos y peledeísta, partiendo de esa premisa tenemos que decir que hoy solo hay corruptos, por los niveles de descomposición a lo interno de esa organización política, implantado nuevos records.
Es tal la incidencia del poder ejecutivo, que el ministerio publico no ha podido instrumentar un solo expediente donde aparezca el nombre de funcionario alguno, mucho menos pedir reclusión, la pregunta obligada ¿quien o quienes dan las ordenes? Lo que todos sabemos es quien los nombra.
Finalizamos recordando que el pis fue dividido entre corruptos y peledeísta, partiendo de esa premisa tenemos que decir que hoy solo hay corruptos, por los niveles de descomposición a lo interno de esa organización política, implantado nuevos records.
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