SEUL.- El secretario de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon hizo una de las más apocalípticas advertencias jamas hechas por el tema del calentamiento global por una figura de su talla: si no se toman medidas urgentes para combatirlo, los cambios en los patrones climáticos pueden llevar a la violencia y a disturbios en masa en todo el planeta.
La severa advertencia la hizo en un foro sobre el medio ambiente en Corea del Sur.
Según Ban, a menos que en la conferencia internacional sobre el clima -que se realizará en diciembre en Copenhague- se llegue a un acuerdo sobre el control de emisiones de gases de efecto invernadero, podría haber un "incalculable sufrimiento humano" y consecuencias catastróficas para el planeta.
"Si no actuamos, el cambio climático intensificará las sequías, inundaciones y otros desastres naturales", aseguró el secretario general.
"La escasez de agua afectará a cientos de millones de gente. La malnutrición va a arrasar con gran parte de los países en desarrollo. Las tensiones se agravarán. Y los disturbios sociales -incluso la violencia- podrían seguir", agregó.
Ban dijo que los países industrializados deberían comprometerse a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 25% y 40% por debajo de los niveles de 1990.
Y también llamó a los países en desarrollo a realizar acciones "mensurables y verificables" para reducir las emisiones.
La Cumbre de Copenhague en diciembre prevé la negociación de un nuevo tratado para el clima de ONU, que busca reemplazar al Protocolo de Kioto que expira en 2012.
En busca de un tratado
Sus palabras recogen la preocupación expresada en Bonn, Alemania, donde unos mil funcionarios de Naciones Unidas buscan allanar el camino para la adopción de un nuevo tratado.
El objetivo de esta conferencia es reducir el número de borradores y acortar el texto.
Y el tiempo se empieza a acabar.
"Tenemos un documento de más de doscientas páginas plagado de paréntesis cuadrados, es decir, lleno de asuntos no resueltos.
Me preocupa pensar de qué manera vamos a reducirlo a todo a un lenguaje comprensible en el escaso tiempo que nos queda para negociar", aseguró Yvo de Boer, el funcionario para el clima de mayor rango en Naciones Unidas.
Los 119 días que quedan para la cumbre pueden verse como la cuenta regresiva para la explosión de una bomba.
Así se traduce, de manera gráfica, lo que significan una enorme cantidad de intereses divergentes, escaso tiempo de discusión, y un documento complicado sobre la mesa y problemas de financiación.
Las naciones industrializadas exigen que todos los grandes contaminadores del mundo - léase China e India - estén incluidos en cualquier acuerdo.
Sin embargo, las naciones en desarrollo insisten en que la mayor parte de los gases que producen el efecto invernadero proviene del mundo industrializado.
El otro motivo de tensión es el que se relaciona con la ayuda financiera que el mundo en desarrollo dice necesitar para lidiar con los efectos del cambio climático.
Estos países creen que las naciones que son responsables por los nuevos patrones climáticos tienen la obligación de ayudar a los países que los sufren.
De Boer, instó a los gobiernos a hacer "progresos concretos y sustanciales" para sustituir al Protocolo de Kioto.
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