miércoles, 6 de mayo de 2009

Padre Alberto; pide perdón a sus fieles

MIAMI.- El popular sacerdote cubanoamericano, Alberto Cutié, "Padre Alberto'', fue relevado como párroco de San Francisco de Sales en Miami Beach y de sus responsabilidades en la emisora Radio Paz, luego de que una revista de farándula publicó una serie de fotografías en las que el apuesto religioso aparece acariciándose con una mujer.

En medio del escándalo que causó consternación en la comunidad hispana del sur de la Florida e invadió de llamadas las emisoras locales con expresiones principalmente de solidaridad con el sacerdote, el arzobispo John Favalora removió a Cutié como párroco de San Francisco de Sales.

"El padre Alberto dijo que prefería dedicar un tiempo a la reflexión y a la oración... fue una decisión de mutuo acuerdo entre ellos, no un castigo'', informó a El Nuevo Herald el padre José Hernando, vocero de la diócesis de Miami.

Cutié pidió disculpas a la comunidad y en un mensaje personal a sus amigos asumió la responsabilidad.

"Ante Dios, lleno de amor y misericordia, y ante toda nuestra comunidad, quiero pedir perdón si mis acciones les han causado dolor y tristeza'', escribió el sacerdote. "Les aseguro que mi servicio y dedicación a Dios continuarán intactos'', agregó.

Veinticinco fotografías

En su edición de esta semana la revista TV Notas USA muestra una serie de ocho páginas con 25 fotografías de Cutié y una mujer hispana de cabello oscuro.

De acuerdo con la descripción de la propia revista el sacerdote, "fue captado abrazando, besando e introduciendo su mano dentro de la parte baja del bikini de una mujer, en una de las playas de Miami''.

Las imágenes, informó la publicación, fueron tomadas por un paparazzo en los dos últimos meses y en tres días diferentes.

Una de las fotografías muestra a la acompañante de Cutié leyendo el libro El campo de la batalla de la mente, una obra de la predicadora cristiana Joyce Meyer, en la que "el diablo quiere derrotar el pueblo de Dios'', afirma una reseña del libro.

La revista informó que la primera vez que el sacerdote fue captado en compañía de la mujer se encontraba en la terraza de un bar, frente a otros clientes; la segunda, días después, cargándola ‘‘a caballito'' y en evidente actitud romántica, de madrugada y ante la mirada de unos transeúntes; y la tercera, en la playa pública.

En esta oportunidad "ambos estaban en traje de baño, acariciándose abiertamente en momentos, y en otros, haciéndolo bajo una toalla''. Agrega la publicación que en todas estas ocasiones, "el sacerdote abrazó a la mujer y le dio apasionados besos en la boca''.

Reunión de una hora

El martes el padre Hernando dijo que la decisión de relevar a Cutié de sus responsabilidades como párroco y de la dirección general de Radio Paz, donde conducía varios programas, fue el resultado de una reunión de una hora entre el sacerdote y el arzobispo.

La reunión fue solicitada por Cutié, quien se encontraba en el norte de la Florida, y llegó a Miami al mediodía, señaló Hernando.

De acuerdo con el portavoz, Cutié no disputó la veracidad de las fotografías y aceptó su responsabilidad.

A la pregunta de si la medida es temporal o definitiva, Hernando dijo que el padre Alberto es un sacerdote "a quien no se le puede sustituir, es un hombre carismático, con mucho talento, vitalidad y experiencia''.

La reacción de la comunidad es de "pena y de tristeza y nadie está tratando de justificarlo'', señaló Hernando.
El texto de la carta

A continuación reproducimos un comunicado de prensa, escrito por Padre Alberto Cuité, y publicado por In fraganti Mgazine tras el escándalo de la publicación de unas comprometedoras fotos en las que aparece con besando y acariciando a una mujer.

"Queridos amigos:

Hace 22 años entré en el seminario, convencido de que Dios me llamó a compartir el sacerdocio de Jesús. He tenido momentos muy felices y momentos de pruebas grandes, pero a pesar de todo, se que aún Dios me llama y lo tengo que escuchar.

Durante mucho tiempo estuve convencido de que con una buena dosis de oración, ejercicio y una vida equilibrada, toda tentación se podía vencer. Pero, en mi caso particular, no fue así. Mi confesor me animó mucho y la gracia de los sacramentos me ayudó a ser fiel y entregado al sacerdocio durante gran parte de mi ministerio.

El trabajo parroquial y de los medios me presentaron todo tipo de personas - incluso muchos hermanos sacerdotes que también luchan con diversos temas de la sexualidad humana y el celibato que nos exige la Iglesia. No ha sido fácil. De hecho, a mis más cercanos amigos y colaboradores les he dicho que “este año fue el más difícil de mi vida”; viendo tantas situaciones desagradables que han vivido sacerdotes hermanos míos - dentro y fuera de Miami. Quizás el conocer tantas cosas de la institución y en tantos lugares, me han hecho más sensible a todo este dolor y la necesidad que tiene la Iglesia de reformarse. Dice la Sagrada Escritura: 'No es bueno que el hombre esté solo' y eso yo lo he vivido en carne propia. Lo he visto en muchos hermanos y en mí mismo.

Quiero que sepan que tomo plena responsabilidad por mis acciones y sé que soy yo quien actué mal. Le pido perdón a Dios y a ustedes si alguien se siente ofendido. A la misma vez, me consuela la misericordia de Dios - porque Dios tiene brazos muy amplios y sé que nos ama a todos con Su amor incondicional.

Los animo a que amen a la Iglesia, amen la misión de evangelización y no dejen que nada ni nadie los desanime. Pidan por mí siempre.

“¿Quién podrá separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada? Como dice la Escritura: Por tu causa somos entregados continuamente a la muerte; se nos considera como a ovejas destinadas al matadero. Pero en todo esto obtenemos una amplia victoria, gracias a aquel que nos amó. Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.”

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